sábado, 11 de agosto de 2018

9.- SIEMPRE DANZANDO EN RWANDA


Todos los días que he estado en Ruanda he visto danzas, bailes, cantos, tambores, ritos. Todo se hace bailando y cantando, las celebraciones, las reuniones, las eucaristías, las acogidas, las despedidas. Es como este pueblo expresa los sentimientos, por medio de la música y la danza.

Son valores importantes de este pueblo: el arte, la espiritualidad, la celebración, la acogida.

Quizás, para sociedades como la occidental, que tienen como valor preponderante lo económico, cuesta entender a estos pueblos.

Y, en esta sociedad occidental, cuando presento fotografías de danzas de estos pueblos del sur, les choca. Como que, en la pobreza que viven, les parece raro esta alegría. Como que la alegría, la fiesta y el arte sea patrimonio de los que ya están satisfechos.

Estas mujeres africanas son unas artistas integrales. Son capaces de danzar y de expresar sus sentimientos con vitalidad, con un ritmo y una alegría excepcionales. Desde la mayor sencillez y pobreza inventan el mundo con sus pies, con sus manos, con sus tambores, con sus cantos. Es un alimento para el espíritu.

Estos grupos de amigas de las casas que nos han acogido en Kayenzi, en Butare, y, también, los jóvenes del Karaf de Kayenzi, han bailado, han cantado, han tocado los tambores para acogernos y para despedirnos y para decirnos: muchas gracias y hasta la vuelta.

Yo también digo lo mismo: murakoze, muchas gracias, eskerrik asko.

Por eso me gusta acudir a estas culturales variadas del mundo: para beber de su espíritu.



























































No hay comentarios:

Publicar un comentario